lunes, 1 de diciembre de 2008

¿Perdidos plagio del País de Licancaur?

Resulta curioso lo que uno encuentra en Internet y más teniendo en cuenta que es una obra española escrita hace ya 20 años. Se trata del escrito del ''País de Licancaur'', una historia que trata sobre un accidente de avión y sus protagonistas, que llegan a una misteriosa isla dónde los personajes al parecer tienen mucho más en común con los personajes que ya conocemos de Perdidos.

Es probable que la fuente de inspiración de Perdidos sea esta obra literaria que nunca llegó a publicarse, escrita en 1986 por el catalán Pere G. Torres, en ''El País de Licancaur'' encontramos una infinidad de similitudes con lo ocurrido con Perdidos tal y como vemos en el blog de xtralings y en la propia página web del autor dónde crea una síntesis comparando su libro con lo visto en Perdidos y la evidencia es más que obvia, sin embargo, hay que comentar que una vez empezado Perdidos crea sus propios argumentos adaptados a la televisión y sacan más personajes como bien pueden ser Los Otros, los supervivientes de la cola o ya posteriormente añaden a Desmond, las escotillas, la Iniciativa Dharma... Entre otros elementos.

Aún así no deja de ser curioso contemplar las similitudes entre las dos obras y cada cuál juzgará si en realidad Perdidos se trata de un plagio o toma como fuente de inspiración la obra de Pere G. Torres...

El País de Licancaur

En 1986... Un avión Airbus Industrie A310 despega del aeropuerto de Lima en dirección a Buenos Aires. La acción se centra en los asientos de primera clase, donde se reúnen una serie de personajes de cierta relevancia social.

Entre ellos cabe destacar a la cantante Lola Von Minguela y su marido Romualdo Vicenti, quienes se hallan realizando una gira por Sudamérica. Romualdo es gafe de nacimiento y ha causado infinidad de desgracias a lo largo de su vida. Entre otras, hundir de forma fulminante la carrera artística de su esposa. Semejante cadena de desgracias ha provocado en Lola un poder vaticinador que suele manifestarse a través de sofocos. En momentos muy concretos tiene presagios que de forma absurda se suelen convertir en realidad.

Entre el pasaje se encuentran Lisa Van der Vader y su marido Ferran Sal i Mata, ambos sorprendidos de tenerse como vecinos de butaca. Ninguno de los dos esperaba encontrarse con el otro en ese lugar del mundo. Llevan casi diez años separados y en una incomunicación total. La esposa está convencida de que su marido había fallecido en el accidente del aeropuerto de Los Rodeos, en 1977.

El marido es un nacionalista catalán multimillonario, propietario de una cadena de supermercados. Algunos piensan que es un oportunista que se aprovecha del valor pujante del nacionalismo catalán para enriquecerse. Otros, que se trata de un fetichista que se ha hecho de oro con el tráfico de productos sexuales. Sólo Lisa sospecha la verdadera realidad. Ferran Sal es un extraterrestre que se dedica a sus trapicheos, aprovechándose del caos que reina en el planeta Tierra.

Mientras el avión despega, aparecen en escena el escritor Paco Hall, un intelectual pedante capaz de hablar durante horas sobre los temas más intrascendentes. A su lado se encuentra el periodista Pío Juan Pizjuán, quien se lamenta de su infortunio, pues Hall le está horadando la trompa de eustaquio de forma inmisericorde. Para colmo, justo detrás se halla el entrenador de fútbol Guillermo Pascual Flacotti, quien a su vez se halla platicando desde hace rato sobre otro tema intrascendente.

Al lado de Flacotti se halla la lider ecologista argentina Petra Gonzálvez, quien se halla en una situación similar a la del periodista.

Entretanto, el gafe Romualdo nota una presión en su vejiga y decide que ha llegado el momento de hacer una visita al WC. De forma medrosa se disculpa de su mujer y se dirige por el pasadizo hacia la cabina del lavabo. Su esposa observa los preparativos con temor, sintiendo que pierde el resuello. El escalofrío que recorre su espina dorsal da inicio a uno de sus sofocos. La revelación ha llegado y el presagio inunda su mente con visiones apocalípticas.

Pese a los temores de Lola, su marido consigue orinar sin más contratiempos. Instintivamente, abre la puerta del aseo con tal energía que golpea el rostro de la primera azafata, que transita por allí con un plato de calamares destinado a la cabina. El portazo tiene un efecto inmediato: las dos lentes de contacto se desprenden de su córnea, dejando su visión seriamente mermada. La muchacha comienza a buscar sus lentillas por el suelo, pero al final desiste y entra primero a entregar la comida al comandante de la nave. Romualdo vuelve junto a su esposa, quien se halla inmersa en un estado de terror total.

El resto del pasaje disfruta del viaje conversando alegremente. Simón Calvo, un taxidermista ultra-religioso se enzarza en una discusión con Vinicio Yuste, un comunista de edad avanzada que se siente ofendido por sus comentarios. La discusión comienza siendo un simple roce, pero acaba generalizándose entre el resto de los pasajeros.

Gerardo Babuchas es otro de los pasajeros. Se halla durmiendo, pero los gritos de su vecino de butaca le despiertan. Fastidiado, se encamina hacia el lavabo sin apercibirse de la presencia de la azafata, quien se halla con la nariz a un palmo del suelo buscando sus lentillas. Mientras Babuchas ayuda a la mujer a buscarlas, pasa como una exhalación la otra azafata, quien descubre que el comandante está a punto de atragantarse con los calamares.

El hombre que gobierna la nave muere momentos después asfixiado por una lente semi-rígida. El copiloto no puede manejar la situación al no poder retirar el pesado cuerpo del comandante de su asiento. La situación se agrava momentos después al entrar el avión en una tormenta con gran profusión de aparato eléctrico. El terror se apodera del pasaje mientras el Airbus se precipita en picado hacia la cordillera andina.

Milagrosamente, los 18 pasajeros de clase preferente consiguen salvar su vida. Un caso de amnesia, varias contusiones y una pierna rota conforman todo el parte de incidencias. Sal i Mata en concreto, ni siquiera tiene una arruga en su traje azul marino. Rápidamente se erige en líder de la comunidad y comienza a organizar y coordinar todos los esfuerzos para sobrevivir.

De la clase turista, sin embargo, no parece haberse salvado nadie. El avión se ha partido en el momento del impacto y ambas clases han quedado separadas y esparcidas sobre la ladera del Licancaur, un volcán de más de 6000 metros de altitud.

Las diversas propuestas comienzan a plantearse rápidamente entre los pasajeros. El periodista Pizjuan se presta voluntario a bajar de la montaña para ir en busca de los equipos de rescate. De forma incomprensible, Sal i Mata le apunta con un revolver y se lo impide. Entre los supervivientes cunde la sensación de haberse convertido en rehenes. La situación se complica todavía más cuando se escuchan las aspas de un helicóptero. Ferran Sal vuelve a utilizar su revolver para evitar que sus compañeros de infortunio salgan a hacer señales al exterior para ser rescatados.

Entretanto, se descubren cuatro supervivientes de la clase turista, quienes han pasado la noche dentro de un depósito de combustible. Se trata de un hombre y tres mujeres. El hombre es un pastor cántabro llamado Roberto Pérez, con experiencia en unidades de comando del ejército. Una de las mujeres es fiscal de la audiencia de Lleida y se llama Vilma Miserere.

De forma repentina, Sal i Mata comunica a sus infortunados compañeros que piensa tomar aquella cima de los Andes para formar una nación que además servirá de plataforma para la expansión de su cadena de supermercados por toda Latinoamérica.

Esta inexplicable conducta crea un ambiente de conjura entre los supervivientes. Uno de los grupos opositores planea arriesgarse a bajar de la montaña hacia algún lugar civilizado para pedir ayuda. El otro grupo sin embargo no busca ninguna solución útil y centra sus esfuerzos en asesinar a Sal i Mata.

Los dos grupos opositores acaban enfrentándose abiertamente y facilitan la victoria de Ferran Sal. Éste resuelve poner a los insurrectos entre rejas con un pliego de cargos más largo que una ristra de ajos. El resto de los supervivientes se someten a él, aceptando sus locuras, pues no en vano atesora una tonelada y media de chocolate en polvo, que es su único alimento.

El doctor Rodríguez Barroso, ufólogo de prestigio internacional, comienza a sospechar que está ocurriendo algo extraño. Una de sus mayores ambiciones es capturar un extraterrestre vivo para poder demostrar sus tesis. Según sus informes, ciertos extraterrestres procedentes del grupo local de galaxias se alimentan fundamentalmente de chocolate en polvo.

Pese a su precaria situación, el grupo de prisioneros vuelve a poner en jaque a Sal i Mata cuando extienden el rumor de que la bodega del avión contiene toneladas de alimentos congelados. Semejante bulo se propala a gran velocidad y provoca una huelga de hambre. Después de unos cuantos tiras y aflojas, el conflicto se soluciona con la misteriosa aparición de miles de congelados marca ACME.

La aparición milagrosa de alimentos y otros enseres provoca un cambio de situación entre los supervivientes, quienes acaban aceptando que deberán establecerse en la falda del Licancaur y formar un país.

Sal i Mata resuelve sin miramientos fusilar a los amotinados. Llegado el día de la ejecución el doctor Barroso pregunta de forma enigmática al periodista Pizjuán si hay algún extraterrestre entre ellos. Pío Juan se toma la pregunta de forma sarcástica pero intuye que puede sacar algún partido de la situación. Le confiesa al doctor que él es el extraterrestre, cosa que contraría al parapsicólogo, que ve como sus planes se van al traste. Dispuesto a salvar la vida del periodista solicita un indulto a Sal i Mata, quien se niega en rotundo a concederlo.

Mientras duran las negociaciones, sucede un hecho excepcional. Una columna de hombres asciende por la ladera hacia la explanada. Los supervivientes, reos incluidos, les comienzan a llamar a voz en grito. Sal i Mata decide acabar con ese clima de fraternidad lanzando una andanada de ametralladora sobre sus cabezas. Inmediatamente, la columna resuelve atacar la explanada con fuego de mortero. Por medio de procedimientos la mar de originales, Sal i Mata y el pastor cántabro Roberto Fernández resolverán la situación.

Superada la primera guerra patriótica, los acontecimientos comienzan a acelerarse. De forma misteriosa, se construyen dos bungalows en un tiempo record, mientras van apareciendo más artículos marca ACME. Sal i Mata aprovecha la coyuntura para seguir adelante con sus planes anexionistas. Sus maniobras políticas buscan integrar mediante el conformismo a todos sus “ciudadanos”, cosa que consigue con todo el mundo menos con la fiscal Vilma Miserere, una mujer catalana de media edad y cierto atractivo físico que le tiene impresionado.

En la prisión la situación no ha cambiado. Sal i Mata decide posponer indefinidamente cualquier decisión sobre los prisioneros. De forma muy astuta, proporciona al escritor Paco Hall un diario personal y le deja escribir unas líneas durante unos minutos al día. Sal i Mata hace llevar a su despacho de forma regular ese diario para así estar informado de lo que hablan los prisioneros. Hall le facilita complacido todo tipo de información pensando que le impresionará con su prosa y que eso propiciará su liberación.

Sal i Mata busca aliados entre sus ciudadanos y sondea a Vilma Miserere a quien piensa en convertir en su lugarteniente. Esta le atrae cada día más, lo que contraría a la que todavía es su mujer, Lisa Van der Vader. Despechada, la holandesa decide revelar todo lo que sabe de su marido a Pizjuán, en especial su origen extraterrestre.

Viendo que Sal i Mata recibe toda la información sobre ellos de forma gratuita, el periodista Pizjuán decide falsificar el diario de Hall utilizando de forma artera la información que acaba de recibir por parte de Lisa. Escribe una crónica imitando la caligrafía de Hall en la que hace constar que han recibido la visita de un inspector de hacienda de otra galaxia, cosa que sabe intrigará a Sal i Mata. Gracias a esa artimaña, el periodista consigue salir de la prisión y ser alojado en una cómoda habitación del segundo bungalow.

Gerardo Babuchas es uno de los prisioneros. Desde 1973 va dando tumbos por el mundo, apareciendo y desapareciendo de los sitios más dispares sin conocer ni sospechar el motivo. De forma resignada ha aceptado los vaivenes de su vida sin investigar las causas. Su conformismo es total puesto que sobrevive gracias a los premios en juegos de azar con los que misteriosamente se ve agraciado cada cierto tiempo.

Hacia el final del relato recibe la visita de una aparición espectral. Durante una fracción de segundo, sabe los motivos que convierten su vida en un carrusel diabólico. La justicia extraterrestre le utiliza miserablemente para convertirle en Superman cada vez que lo considera conveniente. El objetivo es detener a cualquier delincuente extragaláctico que opere en la Tierra. Esta vez, sin embargo, se encuentra con un fugitivo que ha tenido la precaución de llevar encima unos gramos de kriptonita. Sal i Mata esparce las piedras verdes a los pies de Superman-Babuchas y éste sale despedido en el espacio-tiempo hasta caer justamente encima del caballo de Troya, justamente en el momento en que los griegos salen de su interior.

Sal i Mata huye hacia su estación orbital mientras una brigada comandada por un juez de delitos monetarios invade la explanada. De forma airada anuncia desde la órbita que tiene un arma que le permite borrar del mapa cuantos países quiera. Entretanto, trata de que Vilma Miserere suba a su estación orbital con una sonda que envía ex-profeso hasta la superficie. La fiscal de Lleida está aterrorizada ante la perspectiva de tener que pasar una velada romántica con un extraterrestre. Pío Juan Pizjuán consigue persuadirla de que le siga la corriente y convence al resto de sus compañeros para que suban a la sonda.

Una vez allí conseguirán reducir a Sal i Mata, liberar a Vilma Miserere e impedir que utilice su cañón desintegrapaíses. Su felicidad durará poco, puesto que al cabo de un minuto la brigada extragaláctica, al mando del juez de delitos monetarios, tomará el mando de las instalaciones y detendrá tanto a Sal i Mata como a sus rehenes terrestres.

Llevados al planeta Pissakongarbo, en Maffei II, los terrestres deberán enfrentarse a un juicio por violación del territorio pissakongarbiano, proceso del que podrán salir bajo fianza de forma indefinida, con la prohibición expresa de volver a la Tierra para siempre jamás.

Los distintos procesos de aclimatación a su nueva vida extragaláctica se narran en un capítulo final, llamado "Epílogos para no dormir".
El propio autor reconoce la obvia similitud y analiza cada detalle en común de las dos obras en esta entrada de su blog.

2 comentarios:

MJ dijo...

Lo que ha perdido la literatura con la no publicación de semejante obra... ajajajajaj
Podía haber sido un exitazo a lo Mundodisco o un fracaso total.

me ha gustado tu blog, me pasaré de vez en cuando, besos!

Salva dijo...

Escribirme bien el nombre de mi blog, porfavor... es Xtarlings
Gracias ;)